Cuando vomite dentro del carro de mi mamá
- Katherine Galvez Moreno
- Sep 3
- 3 min read
Nunca aprecias a tu mamá verdaderamente hasta que ella está a tu lado, consolando y abrazando mientras que gomitas dentro de su carro. Al principio del día, tenía clase de educación física en la cual teníamos que tomar un examen de salud llamado ‘The pacer test’ en la cual tienes que correr a través del gimnasio en un tiempo limitado. Al terminar este examen, me sentía muy mal y me dolía el estómago. Me sentía tan mal que comí en el baño de la escuela, antes de irme a casa. Lo único que quería en ese momento era mi mamá porque ella me hiciera sentir mejor. Al llegar a la casa abrí la puerta con mi llave morada, entre, me quite los zapatos y corrí hacia el cuarto de mi mamá, adonde la vi acostada en su cama viendo videos en su teléfono. “Hola mama como estas?” le pregunte. “Bien y tu Kathy?” me respondió. “No me siento bien porque vomité en la escuela antes de que me recogiera.” “Ay no! Ve a tomar medicina y no te llevare a tu práctica de orquesta hoy para que te sientas mejor.” me dijo preocupada. Yo estaba en el grupo avanzado de orquesta de mi escuela secundaria. Habían aceptado nuestro grupo para estar en una competencia de orquesta que tomaría lugar en Indianápolis, Indiana. La competencia se acercaba pronto en dos meses, y teníamos que ensayar y practicar nuestras canciones para estar listos para la competencia. “No mamá, tengo que ir a la práctica porque tenemos que ensayar para la competencia. Además, me siento un poco mejor por la medicina que me dio,” le respondí a mi mama un poco molesta. “Segura Kathy? Sino hablo con la maestra.” “Si mama!” le conteste enojada porque ya le había dicho que tenía que ir y que estaba bien. ¿¡Me pregunto porque no me deja en paz!? Nos subimos al carro, me puse el cinturón y nos fuimos de nuevo a la escuela, donde la práctica tomaba lugar. “No te enojes conmigo Kathy Nomas te quiero quedar,” me contesto simpáticamente. “Mhm” le respondí todavía enojada como un avispón. Estábamos en el semáforo de la escuela para dar vuelta hacia la entrada de la escuela cuando sentí algo terrorífico dentro de mi estómago. Me puse súper caliente como un volcán, y mis músculos se me pusieron muy débiles como un ternero recién nacido. No lo quería admitir, pero mi mama estaba correcta de que no viniera a la práctica, porque no me sentía bien. Lo peor de lo peor sabía que iba a suceder. Busqué por todos lados por algo que era similar a una bolsa, pero no encontré nada a tiempo. Me acuerdo de una vez cuando tenía como síes años. Estábamos en un parque de diversiones que tenía un “ride” de la película “Cars”. Mi mama no se quería subir porque tenía mucho miedo de subirse a los rides, pero mis hermanos y yo le rogábamos para ir. “No no no, no me subiré porque me da miedo” nos decía apologéticamente. No le hicimos caso hasta el punto de que empezamos a llorar porque mama no nos hacía caso. Para que sus hijos dejaran de llorar, mama se subió a una atracción que le daba mucho miedo subirse. Este es otro ejemplo de cuando mi mama hiso todo por sus hijos, aunque era algo que no quería hacer, como ahora. Al fin, vomité en el único lugar que podía, el suelo del carro de mi mama. Me sentía como llorar por cuanto me dolía esta enfermedad. ¿¡Volteé a ver a mi mama y esperaba que me dijera “Porque no me hiciste caso!?” y que me gritaba, pero no pasó. “¡Hay no Kathy!” “Ya se mama, hay cuanto lo siento, te limpiaré tu carro después.” “No Kathy, no me importa el carro, ¿cómo estás?” Me quedé sorprendida porque no le importaba el estado de su carro, sino que como estaba su hija. Me miró con una mirada de puro amor y calmes, aunque la situación era asquerosa. En este momento aprendí que las mamás siempre cuidaran a sus hijos, aunque tengan que hacer esclerosis cómo limpiar el vómito de su hija del suelo de su carro
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