Confiar es bueno pero no confiar es mejor.
- Miguel Gachupin
- Sep 19
- 3 min read
Esto se nos muestra a lo largo de la historia. En el inicio de la historia vemos que el padre le tiene mucha confianza a su hijo, ya que le deja salir a cazar al monte sin supervisión y con un arma. Esta acción refleja una relación en la que el padre cree profundamente en la madurez y en las habilidades de su hijo. La confianza que el padre tiene en su hijo parece ser absoluta, lo que genera un ambiente de libertad y responsabilidad en el joven. Sin embargo, esta confianza también puede tener sus consecuencias, ya que, al no supervisar a su hijo, el padre está exponiéndose a riesgos que, aunque no se evidencian de inmediato, pueden surgir en cualquier momento. En conclusión en este punto de la historia, vemos que la confianza puede ser positiva, pero también debe ser evaluada con cautela.
A medida que avanza la historia, nos damos cuenta de que el padre comienza a preocuparse porque el hijo no ha llegado, y ya ha pasado algo de tiempo. Esta preocupación va creciendo conforme transcurre el tiempo, lo que nos muestra que la confianza inicial ahora se ha transformado en ansiedad. Esto se nos muestra cuando “el padre echa un vistazo a su muñeca, ve que son las doce, y levanta los ojos al monte”, pensando en su hijo que no ha regresado. Este momento refleja cómo la espera prolongada genera inquietud en el padre. La confianza que tenía en su hijo, aunque inicialmente era firme, ahora está acompañada de dudas y preocupaciones. En un principio, parecía que el padre tenía todo bajo control, pero a medida que pasa el tiempo, se da cuenta de que esa confianza puede no ser suficiente para garantizar la seguridad de su hijo.
Otra parte que respalda esta idea es cuando el padre menciona que “cualquier error, cualquier descuido podría costarle la vida”. Esta frase refuerza la idea de que, aunque la confianza es importante, el padre comienza a entender que la vida de su hijo está en juego. La confianza, que al principio parecía un valor positivo, ahora se ve como un arma de doble filo. El padre se da cuenta de que la confianza no es siempre buena y que, en ciertas circunstancias, confiar plenamente puede resultar peligroso. La referencia a la vida en riesgo nos recuerda que, en situaciones extremas, la confianza puede no ser suficiente para proteger a quienes amamos , y la prudencia y la reflexión se vuelven necesarias.
En conclusión de la mitad de la historia nos da a entender que esa confianza inicial está generando preocupación en el padre. Lo que al principio parecía ser una relación de total confianza ahora se ha transformado en una sensación de incertidumbre y miedo. Esta evolución de la confianza a la preocupación muestra cómo, a lo largo de la historia, el padre empieza a cuestionar la idea de confiar plenamente en su hijo sin considerar los riesgos que implica.
Por último, el padre comienza a reflexionar sobre los riesgos que implica la confianza sin restricciones. La confianza ciega puede llevar a situaciones peligrosas, lo que nos deja claro que, aunque confiar es bueno, tal vez no confiar del todo sea una opción más prudente. Confiar es bueno, pero no confiar es mejor. En conclusión, la historia nos muestra que la confianza, aunque fundamental en las relaciones, debe estar acompañada de una reflexión constante sobre los riesgos. A veces, la desconfianza moderada y la precaución pueden ser las mejores herramientas para evitar consecuencias irreparables.
En conclusión en el cuento el “Hijo” nos muestra en el principio medio y final que confiar es bueno pero no confiar es mejor y a medida que se nos cuenta la historia se va mostrando.
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